Federico Fernández, Desábato, Marcos Rojo, Braña, José Sosa, Andújar, Orión, Enzo Pérez, Verón, Clemente Rodríguez, Angeleri, Basanta. El ciclo Sabella comenzó con citaciones que se caracterizaban por estar plagadas de jugadores con pasado pincharrata, tendencia que fue utilizada hasta el hartazgo como modo de crítica y hasta de burla. Casi dos años después revertimos la crítica por elogios, la Selección encontró un funcionamiento que la llevó a dominar tranquilamente las Eliminatorias (Sin dejar de tener en cuenta de que sin Brasil éstas probablemente sean las mas accesibles de la historia) habiendo perdido un sólo partido. Los amistosos contra selecciones decentes también han sido positivos, se les ha ganado a Brasil y Alemania entre otros. Y podemos afirmar, con el diario del lunes bajo el brazo, que lo que inició el DT argentino con su llegada fue un proceso gradual y constante hacia el buen juego. Comenzó con la citación de muchos ex dirigidos es cierto, pero tampoco suena tan ilógico ésto si se recuerda que ésos jugadores estuvieron a unos minutos de derrotar al mejor Barcelona que se haya visto.
Los primeros convocados marcaron el estilo, las funciones, la personificación del equipo pretendido por Sabella, y vale la pena recalcar ésa palabra, "equipo", una vez diseñado el molde sólo resta alternar materiales para descubrir cuál es el mas adecuado, fue así como quienes rindieron mantuvieron sus lugares, como son los casos de Federico Fernández y Rojo (Éste último quizás mas por la carencia de laterales que sufre el fútbol argentino que por su rendimiento personal) y otros en cambio, fueron reemplazados, Braña, Desábato, Enzo Pérez dejaron de ser convocados. Pero lo mas ponderable de Sabella, es haber tenido la valentía y el asinceramiento personal para refutar sus propias ideas, para reconocer que sus primeros planteos no se adaptaban a los mejores jugadores argentinos, atrás quedaron los 4-4-2 y los laterales volantes, Argentina quiere proponer, debe proponer, y es por éso que el actual once titular juega prácticamente con cuatro delanteros, "Pachorra" dejó la pizarra a un lado y mandó a la cancha a los que no deberían faltar nunca, los que mejor juegan. Con Aguero e Higuaín afiladísimos, con un Di María que creció a pasos exponenciales desde su llegada al Real Madrid, ya no sólo juega con la pelota sino que corre, mete y, lo más importante, recupera. Y con el 10 del Barcelona siendo por fin también el 10 de la Argentina yo me animo a entusiasmarme, con prudencia y desconfianza todavía, la última vez que llegamos a un Mundial con seriedad en el banco, jugadores en la cancha y varios puntos de ventaja en las Eliminatorias fue en el 2002 cuando dentro mío y de tantos argentinos murió "ése no se que, que que se yo" que nos generaba la celeste y blanca. Dios quiera que no se repita, no soportaríamos otra decepción así, Dios quiera que los estudiantes de Sabella vuelvan de Brasil habiendo aprobado el exámen.
Por Rawson
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